martes, 21 de febrero de 2012

Fondo de despensa.

En esta ocasión hablaremos de un producto que es un básico a medias. Tiene que gustarle a uno la gastronomía japonesa para animarse a comprarlo y llevárselo a vivir a su nevera, aunque lo cierto que es el Sr Plaza y yo hemos acabado sacándole más partido del que habíamos pensado. Así que señoras y señores, con todos ustedes:

WASABI PASTE BLUE DRAGON.

Presentación:

Los productos de la marca Blue Dragon tienen todos una cajita bastante similar, que podéis apreciar en la fotografía. En este caso, es estrecha y alargada, con su característico dragón azul arriba. Los ingredientes vienen en la parte trasera de la caja en varios idiomas (el español es el último.) En los laterales están escritas las sugerencias de la marca para disfrutar del wasabi, a modo de instrucciones orientativas, también en distintas lenguas.



Al abrir la caja encontramos la pasta de wasabi en un tubo de color verde con tapón a juego que contiene unos 45 gramos. Se trata de un formato muy práctico para servir y dosificar, es como si fuese un tubo de pasta de dientes o de pintura. Se puede guardar en cualquier rinconcito de la nervera y al ser tan llamativo nunca pasa desapercibido.





Descripción del producto y observaciones:

El wasabi es un condimiento japonés que se extrae de la raiz de una planta de igual nombre, de la familia del rábano y la mostaza. Su sabor es muy potente y picante, y produce cierta sensación de ardor en las fosas nasales. Históricamente los japoneses usaban la raiz para envolver pescados crudos por su propiedades antibacterianas, aunque fue evolucionando hasta derivar en el producto del que hoy hablamos, que tiene fines de decorativos y realza el sabor de ciertos platos, especialmente el sushi.

La pasta de wasabi que se comercializa en Japón y todo el mundo, como esta que nos ocupa, es un sucedáneo del wasabi elaborado con rábano picante al que se le añade colorante verde. El wasabi auténtico se ralla y se le añade agua justo antes de ir a consumirlo.


Esta marca en concreto tiene como otros ingredientes sal, aceite de salvado de arroz, extracto de mostaza, cúrcuma, reguladores de acidez y estabilizantes. Para nosotros la Blue Dragon tiene el punto perfecto de picante y sabor, pero al parecer existen diferentes tipos de pasta en función del grado de pontencia del rábano picante y su proporción.

Instruccciones:

Para condimentar de manera clásica el sushi, el fabricante sugiere mezclar en tu cuenquito media cucharadita de wasabi por cada 50 mililitros de salsa de soja, y si a uno le agrada, ir añadiendo más poquito a poco hasta encontrar la proporción que prefiramos. Nosotros no somos tan finos, lo hacemos un poco al tuntun.

También ponemos muchas veces el wasabi directamente sobre la pieza de sushi, como si untáramos mantequilla, o sobre el sashimi. Si sabes hacer tu propio sushi, otra recomedación del fabricante para el sushi maki es que coloques una puntita de pasta en el centro del arroz antes de añadir el relleno.

Por qué nos gusta:

- La calidad le da mil vueltas a la del wasabi que incluyen las bandejas refigeradas de sushi.
- Su precio, unos 2,95 euros.
- Los múltiples usos que le hemos ido descubriendo.
- A mi me ha llegado a descongestionar ligeramente la nariz cuando estoy resfriada.

Comentarios y sugerencias:

A pesar de ser el compañero inseparable del sushi, puedes invitar al wasabi a otras fiestas. A veces añadimos una puntita cuando queremos hacer un aliño diferente para una ensalada. También se lo hemos agregado alguna salsa sosita para pasta. En otras ocasiones Marcos se lo hecha al arroz cocido en blanco, o lo usamos como aderezo para algunas carnes frías en lugaz de mostaza. Para los woks también es un ingrediente sustancioso, sin ese picor persistente de las guindillas o los chiles. Nuestro uso favorito es el de la mayonesa de wasabi: echamos un poquito en mayonesa casera o de bote, mezclamos bien y obtenemos una variedad muy resultona que suele triunfar para hacer aperitivos o acompañar maricos como los langostinos.

Podéis comprar esta marca en el supermercado del Corte Inglés o Carrefour, en ambos sitios en el pasillo dedicado las salsas y condimentos. No estoy segura, pero creo que cuesta más barato en Carrefour.

lunes, 20 de febrero de 2012

Recetario.

POLLO MARINADO.

Ingredientes para cuatro personas:

- ocho filetes de pechuga de pollo.
- aceite de oliva
- zumo de limón
- vino blanco
- perejil fresco
- cualquier otra hierba fresca: cebollino, romero, albahaca... no recomiendo el estragón, pero al gusto de cada cual.
- dos dientes de ajo pequeñitos.
- sal
- pimienta

Preparación:

Hay que tener en cuenta lo que supone marinar cualquier carne, pescado o verdura. Como mínimo, para que adquiera bien todo el sabor que pretendemos, hay que dejar en este caso el pollo, unas dos horas en el marinado. Incluso podéis dejarlo desde la noche anterior en la nevera, por supuesto.

Preparar el marinado es sencillo: cortamos bien el perejil y el cebollino, exprimimos medio limón y nos aseguramos de tener a mano el resto de los ingredientes, la sal, la pimienta, el vino blanco y el ajo. Respecto a este último, también debemos trocearlo. Para ello pelaremos los dos dientes de ajo y los partiremos por la mitad. Así es más fácil ver esa pequeña veta que los atraviesa, que es el corazón. Con el cuchillo lo extraemos de cada una de las mitades y así nos aseguramos de no repita, pero convervamos su sabor.

Una vez hecho esto, nos ocupamos de los filetes de pollo. Si tenéis las pechugas enteras, tendréis que filetearlo, en cambio si los compráis ya fileteados la operación se simplifica aún más si es eso posible. A mi me gusta limpiarles toda la grasilla posible, pero si no es vuestro caso es otro paso que os podéis saltar.

Escogemos un bol grande y hondo, y colocamos en él los filetes de pollo, para después regarlos con aciete de olvida. Un chorro generoso, largo, que los bañe muy bien para que queden brillantes. Añadiremos a continuación el zumo de limón, un chorro abundante de vino de blanco y agregaremos las hierbas y el ajo picados. El último paso es salpimentarlo todo al gusto y removerlo todo bien, para que esté bien mezclado y los filetes vayan empapándose de todos los ingredientes. Cerramos con papel transparente.

Si sólo van a pasar un par de horas desde este momento hasta la de cocinarlos, lo suelo dejar fuera, en especial en invierno. Si va a ser toda la noche, metedlo en la nevera, que nunca se sabe.

El marinaje hace que las carnes además de absorber el sabor, queden más tiernas y jugosas. De esto modo, unas pechugas de pollo que a la plancha suelen quedar muy muy sequitas se transforman en un bocado sabrosísimo. Porque así es como se cocinan, a la plancha, después de haberlas escurrido bien escurriditas y de poner unas gotitas de aceite en la propia plancha o la sartén. Ahí ya depende de cómo os guste a vosotros el pollo. Un par de minutos por cada lado a fuego fuerte suele ser suficiente, pero a vuestro aire.

Comentarios y sugerencias:

En cuanto a la guarnición.... ensaladas, arroz, unas setas que se pueden hacer en la misma sartén con unos daditos de berenjena, calabacín con tomate y cebolla salteados, patatas asadas. Si os sobran filetes, podéis dejarlos tranquilamente en la nevera y aprovecharlos más tarde, cortados en tiritas y con unas rodajas de tomate se puede hacer uno un sandwich para la cena rico, rico.

¡Animaos a probarlo porque es un plato tirado de hacer, barato, rico y sanito!

jueves, 16 de febrero de 2012

Reino vegetal

A tenor con las bajas temperaturas de este invierno seco, se me ha ocurrido postear un buen plato de cuchara. Cuando se lo conté a Marcos, me miró indginado. Él es más de chorizo con esta receta, pero a mi me resulta demasiado pesada así, de modo que...

LENTEJAS VEGETALES.

Ingredientes para cuatro personas:

- 3 tazas de lentejas secas
- 1 cebolla roja picada
- 1 diente de ajo
- 1 taza de caldo de verduras
- 1 taza de espinacas
- 1/2 vaso de vino tinto
- 1 cucharada de crema ligera para cocinar (nos vale la nata vegetariana de Alcampo)
- sal y pimienta
- aceite

Preparación:

En un caldero mediano y alto ponemos las lentejas, las cubrimos de agua y echamos un poco de sal. Las dejamos a fuego medio-bajo durante 20 minutos (que podemos emplear en hacer cualquier otra cosa, no necesitan vigilancia). Pasado ese tiempo, las retiramos y dejamos que escurran muy bien. En el mismo caldero, con un chorrito de aciete bien caliente, sofreímos la cebolla para después añadirle el ajo (laminado), durante un par de minutitos. Agregaremos a continuación las lentejas y el vino (podemos prescindir de él perfectamente) junto con el caldo vegetal, salpimentaremos de nuevo y, dejaremos que se hagan durante diez minutos a fuego fuerte.

Para terminar, echaremos también las espinacas, que podemos conservar enteras o trocear ligeramente (no las piquéis demasiado.) Dejaremos que todo se haga unos tres o cuatro minutos más, reomoviendo de vez en cuando y en el último instante añadiremos la cucharada de la crema ligera para cocinar, o la nata vegetariana, y probaremos y rectificaremos de sal y pimienta si fuera neceario. Esto último es lo que da un toque fresco y diferente del resto de lentejas del mundo mundial. El aspecto que deben tener al final es algo parecido a esto:



Comentarios y sugerencias:

Con una ensalada de tomate para picar, tendremos un menú redondo. Lo cortamos en rodajitas y las sazonamos con sal y pimienta, añadimos perjil picadito y aliñamos con un buen aceite y vinagre de módena. Le va de maravilla al plato, de verdad. ¡A disfrutar!

martes, 14 de febrero de 2012

La hora del cóctel.

Amiguitos y amiguitas, hoy es San Valentín, celebración de la que soy firme detractora. Es más, creo que sólo hay un par de planes aceptables que deben hacerse un día como hoy: aprovecharse de los menús especiales que ofertan algunos restaurantes, que permiten cenar en sitios interesantes a un precio menor de lo normal, y beber.

Y sobre beber, evidentemente, es de lo que voy a hablar ahora mismo. Un buen cóctel por si queréis sorprender a alguien hoy, mañana o dentro de un par de mesecillos. Y como ayer hablé de este vino en el maridaje...

CÓCTEL DE MANDARINA Y CAVA:

Ingredientes:

- Helado de mandarina (nos puede valer naranja...)
- Una botella de cava.
- Piel de naranja o mandarina para decorar (nivel "experto")

Preparación:

Necesitaremos un vaso batidor o una batidora. En un recipiente alto (o en el vaso batidor), echaremos varias bolas de helado de mandarina. A continuación, abriremos la botella de cava, y regaremos bien las bolas de helado. No seáis rácanos con el cava, porque el objetivo es que la mezcla sea fluída y fácil de beber, no que quede un menjunge espeso como el demonio. Después, batiermos bien durante un minuto o algo más. Rápidamente, serviremos en un par de copas, mejor si están de fresquitas.

Para decorar, si os dáis un poco de maña, podéis partir algo de piel de naranja o mandarina y engancharla en el filo de la copa. También se puede partir un trocito de gajo y tratar de prenderlo, o colocarlo directamente el sorbete. Otra cosa que puede quedar chula es la consabida hojita de menta.

Observaciones y comentarios:

Lo bueno de este coctel, a parte de que está francamente rico, es que puedes hacerlo sin gastarte mucho dinero. Un cava cutrillo, de cinco- seis euros (no me arriesgaría con uno de menos), pasa desapercibido gracias a la mandarina. Sin embargo, conserva las burbujas y el aire un poco especial del cava. Otra cosa que me gusta, es que no es el típico sorbete de cava al limón. Pensando en esto, si no encontráis helado de mandarina o de naranja, imagino que podéis intentarlo con sorbete de fresa, de mango...

Sugerencias gastronómicas:

Por su toque refrescante, creo que puede ser el complemento perfecto a una comida picante o especiada, un curry, unos tallarines con verduras y guindilla, unas fajitas bien condimentadas. También es un poste perfecto.
¡Chin chin!

lunes, 13 de febrero de 2012

Recetario (fin de semana)

MENÚ EXPRÉS.

Os enseño lo que comimos este sábado el Señor Plaza y yo misma porque creo que fue un menú equilibrado y sanito, de esos que da gusto comer y fácil de reproducir si alguien se siente tentado. Otra ventaja fue lo rápido que lo preparamos, llegando a casa de la compra a las tres, conseguimos tenerlo todo en la mesa a las tres y media. Podéis verlo en la foto y jugar a adivinar qué es cada plato:




En esta ocasión cambiamos nuestro queridísimo Alcampo por Carrefour y la verdad es que encontramos alguna que otra cosillas interesante. Por ejemplo, las hierbas aromáticas vienen en prácticas cajitas a un euro (en Alcampo son bolsitas, bastante incómodas, y aunque en el Corte también también son cajitas, cuestan más caras).

ENTRANTES:

Tomamos dos entrantes, porque nosotros lo valemos: carpaccio de ternera con parmesano y champiñones, y sashimi de atún con wasabi y soja. El primero, lo compré en Lidl este jueves aunque lo cierto es que podéis encontrarlo en muchos sitios, tales como de nuevo Alcampo o Carrefour. La mayoría ya traen un bolsita con el parmesano en lascas y otra con aceite para el aliño. Presentarlo es muy sencillo, abrimos la caja, colocamos las finísimas lonchas en un plato o fuente y repartimos a continuación las lascas de parmesano. A mi me gusta añadirle champiñones crudos laminados muy finamente. El aliño que se hace con aceite, zumo de limón y pimienta negra se encarga de cocerlos un poco químicamente, al igual que la carne. Es bueno dejar que todo macere unos minutos antes de comerlo.

En cuanto al sashimi de atún con wasabi y soja debo decir que fue un producto que me sorpendió encontrar. Costaba cuatro euros, pero no recuerdo de cuántos gramos era. Era un taquito grueso y abundante de atún crudo, envasado en un paquete transparente que estaba en la sección de refigerados, al lado de la pescadería. Especial para sushi, decía el paquete. Nosotros optamos por lonchearlo grueso, en plan sashimi, darle un chorretón de soja y acompañarlo en el plato con un suspiro de wasabi. Delicioso.

PLATO PRINCIPAL:

Salmón a la plancha con tomates cherry y champiñones salteados, sémola con albahaca y ensalada de rúcula, canónigos y virutas de granna padano

Ingredientes para 2 personas:

-Dos toros de salmón.
-Seis champiñones hermosotes.
-Ocho tomates cherry.
-Una taza de sémola instantánea.
-Media bolsa de mezcla de rúcula y canónigos.
-Cuña de granna padano.
-Una hojita de albahaca.

Preparación:

Para la ensalda abriremos la bolsa, lavaremos y escurriremos las hojas y las dispondremos en una ensaladera. Me encantan las bolsas de variados de hojas, porque dan un toque fresco y divertido y suponen una variación sugerente frente a la lechuga cotidiana. Después de eso, simplemente rallaremos virutas de granna padano, y digo granna padano como podría decir parmesano o pecorino. Tener una cuña de queso para rallar es siempre una buena idea, económica y deliciosa. El parmesano es un poco más caro y la cuña sale a siete euros, el pecorino a cinco y el granna padano a unos tres. Lo mismo podéis usar una cuña de queso curado o semicurado, la verdad. ¡Buscad vuestro queso y ralladlo sin parar!

Continuando con la ensalada, la sazonaremos con sal y pimienta y la aliñaremos de manera sencilla, con aceite y vinagre de módena o cualquier otro vinagre que nos apetezca. Esta es una ensalda muy muy simple, que va bien con casi cualquier plato y que yo suelo agradecer mucho. Se hace en un plis-plás.

Esta semana ya hablamos de la sémola instantánea, así que no perderé mucho más tiempo describiendo su preparación: hervimos una taza de agua, se la añadimos a la taza de sémola seca en un cuenco, lo tapamos cinco minutos y añadimos aceite. Yo además, piqué un poco de albahaca fresca para aromatizarla.

Poco nos falta para concluir el plato, aunque sí falta lo más importante. Troceamos en cuartos los tomates cherry ya limpios y secos y en láminas los champiñones. En una sartén con el aceite bien caliente, pondremos los trozos de salmón y las verduras. Nosotros salpimentamos el salmón cuando ya está en la fuente (si lleva hierbas secas se las agregamos mientras lo cocinamos), pero en esta ocasión no vendrá mal un toque de sal conjunto de pescado y verduras. El secreto del salmón es muy sencillo: unos dos minutos por cada lado a fuego fuerte son suficientes para que quede hecho pero jugoso. Los tomates y champiñones durante este tiempo se saltearán y quedarán en su punto y sabrosos.

Dispondremos los dos toros en una fuente sazonándolos con un poco de sal en escamas y pimienta y sobre ellos las verduras y su salsita. La sémola estará ya en su cuenco, la ensalada en su fuente... y sólo nos quedará llevarlo a la mesa, donde cada cual montará su plato con las cantidades que le apetezca.




Sugerencias:

Nuestro maridaje fue un cava Bach, si mal no recuerdo. Estaba a buen precio y un par de copas le dieron a los entrantes y al salmón un aire festivo. Nos gusta comer con cava, que a fin de cuentas es tan vino como un albariño o ribera del duero y no merece estar enteramente condenado a los postres. Si os gusta y no sucumbís después a fuertes dolores de cabeza, animaos a probar. Con un entrecot hace una pareja perfecta.

jueves, 9 de febrero de 2012

Reino Vegetal.

Llevo ya varias semanas comprando y comiendo fresas. Nos las regalan, las encontramos a buen precio o nos piden con su jugoso color que nos las llevemos a casa y les demos un hogar en nuestros estómagos.

En un principio pensamos en hacer helado casero de fresa, pero la falta de tiempo y la gula nos impidieron cumplir nuestro obejtivo. En cambio, las hemos estado tomando en una orgía de nata de la Pastelería Niza, para mi gusto una de las mejores de la ciudad: http://pastelerianiza.com/, situada en la calle Zamora.

Sin embargo, todo pasa factura y el otro día, para variar un poco y que quedara una copa de fresas bonita, se me ocurrió esta idea que sirve también como delicioso postre apto para veganos:


COPA DE FRESAS SIN NATA.

Ingredientes para cuatro personas:

- 24 fresas, lavadas y cortadas en cuatro trozos.
- Azúcar moreno.
- Chocolate 100% cacao (yo usé fondant de marca blanca)
- Corteza de limón.
- Hierbabuena.

Preparación:

Lo más sencillo del mundo, como podréis imaginar. Lavamos bien las fresas y las cortamos en trocitos. Yo suelo calcular unas seis fresas por copa o cuenco, que resultará más bonito si es de cristal. Las disponemos en el recipiente que hayamos elegido, y espolvoreamos un poco de azúcar moreno en cada copa (si las fresas están ya un poco maduritas, mejor que mejor) Rallaremos un poco de cáscara de limón que reservaremos en un platito, y limpiaremos después el rallador.

Con ese mismo aparato, rascaremos virutas de la tableta de chocolate que hayamos comprado, echándolas directamente sobre las fresas, procurando que caiga un poco en cada fresa para que resulte estético y visual. A continuación, con una cucharita espolvorearemos también ralladura de limón, que junto las virutillas del chocolate negro quedará fabulosamente bien.

Ya solo nos queda decorar con la hierbabuena. Yo puse una hojita en cada copa, pero si queréis poner más, o picarla, seguro que también queda estupendo. Lo mejor para este postre es dejarlo reposar unos minutos para que todos los aromas se liberen y así cuando lo presentemos en la mesa los comensales puedan apreciarlo.

Comentarios y sugerencias:

En principio la idea de este postre nació con nata. Es decir, eché un poco de nata en cada copa, después chocolate (no puse azúcar moreno) y finalmente decoré con limón y hierbabuena. Me gustó tanto, que al día siguiente decidí hacer una versión más saludable (y menos vista) sin ella, que también me encantó. Ambas opciones son la bomba.

Os propongo que si es un día de asueto, acompañéis vuestra copa con un chupito de licor café y, si sois atrevidos, podéis mojar una fresa en él. O echarle un chorretón al postre, como hace Marcos, aunque no se si pegará con el chocolate y el limón pero...debería informarme. ¡Ya me contaréis!

***Reedición*** Acabo de recordar que también le añadí un puñado de almdrendras picaditas, de estas que venden en paquetitos para repostería. Si tenéis nueces o este producto del que os hablo, puede darle un punto crujiente muy interesante.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Restaurantes detestables.

Sí amigos, sí. Por fin ha llegado el momento tan largamente esperado de estrenar esta sección en la que airearemos nuestra fobia a determinados restaurantes vigueses. ¿No os fastidia ir a cenar y que os hagan esperar una hora? ¿Que os sirvan un plato lleno de salsa y no os lo cambien cuando llegue el segundo? ¿Que os pongan vasos sucios? Aunque lo peor de lo peor es que te sirvan comida mal cocinada y se atrevan a cobrarte un buen pellizco por ella. Ahí va el primer restaurante que os recomendamos evitar como la peste.


La Crêp De la Crêp:



Ubicado en la calle Cervantes número seis, en pleno corazón de Churruca, su local me ha encantado durante muchos años. Cuando yo era niña era un mesón de mala muerte, y muchos años después siendo una universitaria juerguista lo descubrí reconvertido en bar de copas, con billar y un camarero te permitía fumar sustancias ilegales. Después de eso todos los negocios que han montado han estado relacionados con la comida: fue sidrería asturiana y después un restaurante. Ahora se promociona en su rótulo de entrada como crepería y ensaladería.


El local hace esquina, tiene paredes de piedra y una gran barra de madera donde tomarte una caña o una tapita. Aunque pequeñito, a mi siempre me ha parecido coqueto y acogedor. Después de unos arreglos que hicieron los anteriores inquilinos, los baños quedaron limpios y funcionales además de simpáticos. El tema de los baños es fundamental para mi en cualquier lugar de ocio, por eso siempre los valoro.


También disponen de una terraza en la acera, que al ser muy ancha en esa zona permite que sea agradable estar sentando fuera. Tienen tres o cuatro mesas, y unos barriles en la puerta principal donde un fumador puede sacar su consumición y echar un cigarrillo tranquilamente. Al César lo que es del César: el local me parece encantador. Es por eso que vuelvo una y otra vez a investigar el nuevo negocio que han montando. Pero ahí acaba todo lo positivo de La Crêp de la Crêp.


He encontrado varias referencias a este local en la red, imagino que redactadas por sus propietarias, e incluso se promocionan en la Guía Go! En ella definen su restaurante como "fresco, natural y artesano", especalizado en el tradicional y auténtico crêp bretón tanto salado como dulce. Añaden que tienen un amplia selección de ensaladas cuyos precios oscilan entre los 7,5 euros y los 9 "donde el argumento es la comida sana y la lechuga como base, con ingredientes como el melón, frutos del bosque..." blablabla ¿desde cuándo tienen las ensaladas un argumento? Vergüenza es lo que deberían tener estas señoritas afirmando que lo que prima en su negocio es lo "natural y artesano."


Marcos y yo acabamos en La Crêp una noche que estábamos por Churruca tomando unas cañas y nos apetecía cenar algo que no fuera ni una hamburguesa ni un kebab, casi las únicas opciones culinarias disponibles en la zona. Además queríamos algo relativamente rápido para poder volver con nuestros amigos. Al principio pensamos que los astros se habían alineado para que pudiéramos probar ese lugar, que reunía todos nuestros requisitos. Más que astros eran asteroides que se dirigían a nuestros estómagos.


Viendo la carta, que nos pareció escueta pero prometedora (ten mejor una carta pequeña y cuidada que enorme y descontrolada) decidimos tomar una ensalada y una crep salada, todo para compartir. La ensalada creo que era de lechuga, tomate, pollo a la brasa y queso camembert con picatostes. La crêp era de salmón ahumado, tomates cherry, espárragos, trigueros, setas y queso fresco, con alabahaca. Decidimos también tomar un par de copas de un albariño de la casa que no era para echar cohetes.


Un menú sencillo, ¿verdad? Además, no había demasiada gente. Pues para poder degustar estos manjares empleamos una hora y media. Por la ensalda, que estaba correcta pero no era ninguna maravilla no hicieron esperar unos veinte o veinticinco minutos, y nos impacientamos. Sin embargo, como nuestra camarera parecía maja y algo sobrepasada, achacamos la espera a que las dueñas eran nuevas en la hostelería. Nos lo tomamos con calma y nos dedicamos a nuestro vino, mientras comentábamos que nos parecía excesivo cobrar ocho euros por una ensalada con ingredientes tan corrientes y económicos.


Terminada la ensalda comenzó el auténtico calvario. Pasaban los minutos y no llegaba el segundo plato. Iba ya media hora de espera y servían antes a otras mesas que a nostros. Veíamos desfilar ensaldas y crêps rumbo hacia otros clientes que, nos dimos cuenta, debían llevar más tiempo aún que nosotros esperando. Cada vez le preguntábamos a la chica, nos decía que la cocina tenía muchos pedidos y que tuviéramos paciencia, que en seguida llegaría. Pero no era así en absoluto. De modo que volvimos a preguntarle hasta que confesó que nuestra crêp se había quemado y la estaban rehaciendo. Cuarenta minutos de espera, os recuerdo, después de haber comido la ensalda, por la que habíamos esperado ya veinte.


Rendidos, salimos a fumar un cigarrillo durante el cual llegó por fin nuestro plato. O mejor dicho, nuestra enorme decepción. La masa, cruda por algunos sitios y requemada por otros (pero, ¿no la habían "rehecho"? ¿Utilizaron partes de la anterior crêp? ¿Era una Frankeinscrêp, quizá?), no tenía el menor aspecto de ser casera o "artesana" como reza su publicidad. En cuanto al relleno, esa milonga de "fresco y natural", pues sería lo que cocinan sus abuelas o tías de Cuenca, porque los trigueros y setas eran más de bote que el rubio de Shakira y estaban demasiado cocidos. Para colmo, a algún torpe debió de caérsele medio bote de albahaca seca al intentar condimentar los ingredientes. Supongo, deseo y espero que fuese un accidente porque me resulta inconcebible que nadie que sepa un poco de cocina pueda intentar sazonar algo echando tal cantidad de hierbas secas.


Ni nos la acabamos, la verdad, y a mi me llegó a repugnar cada bocado. La chica nos ofreció tomar postre o café, cosa que naturalmente no hicimos, ya que estábamos frustrados y no nos apetecía esperar otros veinte minutos. Otra cosa que nos indignó fue que tras tanta espera y la escasa calidad de la cena ni se disculparon ni nos ofrecieron ninguna cortesía: un café o chupito a cuenta de la casa, que aunque hubiéramos rechazado habría aplacado un poco nuestros ánimos. Tampoco se les ocurrió convidarnos a la copa de vino que nos bebimos de más esperando el maldito amago de crêp. Me parece surrealista que tratando de abrirte un hueco en el mercado gastronómico de Vigo, no te percates de que esas pequeñas atenciones con el cliente, pueden ayudar a mejorar tu imagen. El precio de dos copitas de vino es desde luego mil veces menor que la impresión horrible que nos llevamos del restaurante y sus dueñas y que ahora compartimos con vosotros.


Por todo esto, cuatro copas de alabriño de la casa, una ensalada corrientita y una crep salada tuvieron la osadía, y nadie me quitará de la cabeza que fue una osadía y una canallada, de cobrarnos unos veintiún euros. Conozoco de sobra el precio de todos los ingredientes de los que estaba compuesta nuestra cena, y ellos ni su elaboración justificaban la minuta. ¡Y se demoraron en hacérnosla!


Gracias a dios que al esar ubicada La Crêp de la Crêp en Churruca, pudimos olvidar pronto el fiasco de la cena tomándonos unas copas con nuestros amigos en La Fiesta de los Maniquíes. Esta ventaja junto con el encanto del local, que ya he comentado, son las dos únicas virtudes que tiene la crepería y desde luego no por mérito propio. Así acaba nuestra primera crítica negativa... esperamos que la hayáis disfrutado mucho más que nosotros cenando.