lunes, 6 de febrero de 2012

Fondo de despensa.

Después de una semana sin actualizaciones por falta de tiempo, cansancio y blablabla, retomo La Coleccionista con una sección que me encanta.

Hoy hablaré de otro producto básico en mi despensa, que consituye un comodín en muchas situaciones ya que puede servir tanto de guarnición como de plato principal y, además se prepara en un santiamén. Es muy fácil de encontrar y lo hay de muchas marcas, sin embargo yo comentaré la que compro siempre.

AL BADIA COUSCOUS.

Presentación:

Se comercializa en paquetes de un kilo y, sinceramente desconozco si lo hay de menos, aunque puede conservarse mucho tiempo sin problema en un sitio seco a temperatura ambiente.
El paquete es vistoso y fácil de localizar en la estantería del súper por sus colores llamativos, como podéis ver en la foto que os muestro:



En la parte superior de unos de sus laterales, hay una pestaña que podemos abrir (mejor con algo afilado) de modo que haga una especie de pitorro mediante el cual podamos extraer la cantidad de producto que deseemos. Las instrucciones para su preparación, como siempre en la parte trasera de la caja.

Descripción del producto y observaciones:

Marcos y yo siempre tenemos un diálogo absurdo cuando vamos a cocinar el couscous. Él se empeña en que el nombre correcto es ése, couscous y yo mantengo que el nombre es sémola de trigo, y el couscous un plato que se elabora con ella. En cualquier caso, la sémola de trigo duro, es una especie de harina refinada muy gruesa que conserva trocitos del trigo. También hay sémola de otros cereales, legumbres o verduras: avena, arroz, maiz, lentejas, garbanzos, e incluso de guisantes. Aquí podéis ver el aspecto que tiene, fuera de una caja:


Sus cualidades nutricionales son indudables, es rica en hidratos de carbono y también en proteínas. Esta marca en concreto es de las más cormecializadas en España y la sémola es precocinada, de modo que podamos hacerla de manera casi instantánea. Al preparala queda suelta y sabrosa y por eso somos muy fans de ella.

Instrucciones:

Se acompañan incluso de unas ilustraciones muy simpáticas que, una vez más, son a prueba del cocinero más inexperto. Yo misma llevo "cocinándola" más de la mitad de mi vida cuando mi papel en la cocina era molestar lo menos posible.

Para preparla, hay que medir siempre una parte de agua por una parte de sémola: es decir una taza de sémola, una taza de agua; dos taza de sémola, dos tazas de agua. Para idiotas, de verdad.

De modo que echamos la cantidad que queramos de sémola en un bol hondo que no sea de cristal y aguante bien el calor y, ponemos a hervir la cantidad proporcional de agua con sal. La cantidad de sal que echaremos dependerá de si después preferís agregar mantequilla o aceite, si os decidís por la mantequilla procurad no pasaros con la sal. Una vez más, el sentido común es nuestro mejor amigo a la hora de elegir las cantidades.

Cuando el agua hierva, la agregaremos a la sémola en el bol que taparemos con papel albal o transparente para dejarlo reposar cinco minutos. En ese tiempo, los granitos se hincharán. Transcurridos esos minutos, añadiremos una nuez de mantequilla o un chorretón generoso de aceite y continuación mezclaremos bien. La sémola debe quedar suelta pero con aspecto jugoso así que si consideráis que hace falta un poquito más, no os cortéis. ¡Tachán! ¡Ya ha concluído la prepraración!

Por qué nos gusta:

- Es una gran alternativa a las patatas como guarnición
- Se prepara en menos de diez minutos.
- Es original y exótico. Gusta a todo el mundo y sorprende.
- Sirve como base para un plato principal.
- Un kilo cunde mucho y cuesta menos de cuatro euros.

Sugerencias:

Con este producto podemos crear muchos platos. Podemos usarlo en lugar de los típicos fideos para alegrar un caldo y darle un toque inesperado. Podemos hacer un couscous de verduras, o de verduras con pollo o cordero. En verano podemos elaborar con ella (cuando haya enfriado) el famoso tabulé, que es algo así como una ensalada libanesa que lleva pimiento rojo, verde, pepino, tomate y cebolla troceaditos, y un aliño de zumo de limón, aceite, pimienta, perjil y si queremos un poquito de menta. Y luego, claro que sí, es una guarnición genial para cualquier guiso, para un toro de salmón pasado por la sartén vuelta y vuelta... la imaginación es el límite. ¡Buena suerte y buen provecho!

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