domingo, 22 de enero de 2012

Recetario.

Como bien podéis suponer por el título, esto va de recetas. Más o menos elaboradas, con ingredientes simples o difíciles de encontrar, innovadoras o tradicionales, ligeras o contundentes, calóricas o saludables... Cualquier plato que nos conquiste por su originalidad y sabor, merece la difusión de su receta y que vuestros paladares le den una oportunidad.

Y antes de entrar en materia tengo que hablar de mi sitio favorito para hacer las compras, mi meca gourmet low coast, que visito semana tras semana y no me decepciona. Y ese sitio es el Alcampo de la Avenida de Madrid, algo más completo que el de Coia por alguna razón que escapa a mi entedimiento. Tienen productos difíciles de encontrar: leche de coco, salsa de soja baja en sodio (para alegría de Sheldon Cooper) amén de una buena selección de marcas y tipos, noodles, algas gallegas de diferentes variedades embolsadas y listas para añadir a cualquier revuelto, zumo de lima auténtica exprimido y prácticamente embotellado (para aliños, salsas, cócteles...) huevas de erizo, impresionante selección de ahumados, carpaccio de salmón elaborado por los propios pescaderos, entrecots de novillo irlandés, jabalí, ciervo, perdices evisceradas...Y todo a muy buen precio como ya he comentado.

Y esto, viene a propósito de los ingredientes de la receta que os propongo hoy:


ENSALADA DE BOGAVANTE Y NUECES.

Ingredientes para cuatro personas:

- 1 bogavante previamente cocido, de entre 200 y 3000 gr.
- ocho o diez tomates cherry, preferiblemente de colores distintos.
- un 1/4 ó 1/2 cebolla (mejor si es dulce)
- un puñado de nueces (se pueden sustituir por piñones u otro fruto seco que os guste)
- media bolsa de brotes de espinaca (sirve la rúcula, berros, canónigos, lechuga de cualquier tipo o esas bolsas de combinados de brotes para ensalada)
- aceite de oliva (preferiblemente virgen)
- un chorro de limón o lima
- pimienta
- dos o tres cucharadas de mostaza (al gusto, en realidad). La antigua o la de Dijon, las mejores.

Este el motivo de que hablase de Alcampo. Allí encontramos el bogavante ya cocido, perfectamente envuelto en una bandeja y a un precio irrisorio (creo que dos o tres euros), al igual que la bolsa de brotes de espinaca y las bandejitas con tomates cherry de diferentes formas y colores, así como la cebolla dulce.


Preparación:

Empezaremos pelando bien el bogavante. En mi caso, como lo compré ya cocido, no usé la cáscara para hacer un fumet de base para otros platos. Lo esencial es aprovechar muy bien toda la carne que haya en su interior, sin olvidar la de las pinzas. No os preocupéis mucho por no romper la carne del bogavante, porque lo que haremos será desmenuzarla en trozos no muy grandes, pero fáciles de coger con el tenedor. Reservad la parte de la cabeza, que suele contener coralitos.

Continuamos pelando los ingredientes que lo necesitan, las nueces y la cebolla. En una situación ideal yo hubiese echado cebolla dulce, que es un poco más suave que la normal y me parece perfecta para ensaladas. Como en ese momento no disponía de esta variedad, troceé en juliana la que había y la dejé un ratito en un vaso de agua bien fría con un chorro potente de vinagre. Conserva su sabor pero la suaviza bastante y hace que repita menos.

Después de esto, procedemos a lavar bien los tomates y las espinacas y a escurrirlos a conciencia. Partimos los tomates por la mitad y, disponemos los brotes ya secos en un bol de ensalada (para esta en concreto os recomendaría una ensaladera alargada con una profundidad media.) Sobre las espinacas colocaremos los tomates y la cebolla en juliana y, a su vez, sobre éstos el bogavante bien extendido. A continuación, las nuceces.

El último paso es el aliño. Lo más cómodo y adecuado para este caso, es usar un pequeño bote de mermelada u otra salsa que ya no utilicemos y que esté muy limpito. En él echaremos todos los corales de ese precioso color rojo que podamos extraer de la cabeza del bogavante, y añadiremos abundante aceite de oliva. Con una cuchara, iremos revemoviendo para ligarlos bien. Cuando empiecen a integrar una salsa añadiremos la mostaza, la pimienta y tanto zumo de limón como nos guste. Podemos ir probando de vez en cuando para encontrar la proporción que nos apetezca. Después de esto taparemos el bote y lo agitaremos enérgicamente medio minuto o lo que sea necesario para que quede homogéneo. Recordemos que es un aliño, por tanto debe ser líquido y untuoso y no espeso ni compacto. El sentido común y nuestro paladar nos avisarán de en qué momento está listo.

Para acabar, unos minutos antes de que vayamos a comernos la ensalda, le agregaremos el aliño repartiéndolo bien por todo el recipiente, de la manera más uniforme que podamos. ¡Y listo!


Comentarios y sugerencias:

Ahora que estamos en temporada de marisco pero sin la locura de los precios navideños, es un momento perfecto para disfrutarlo y más aún de maneras poco convencionales, como esta ensaladita. Y es que aunque en Estados Unidos y el norte de Europa la mostaza, junto con la mantequilla, es un compañero clásico de ciertos mariscos, aquí en España y especialmente en Galicia los preferimos con mayonesa, salsa rosa o directamente sin aderezo. En su justa medida realza el sabor y es deliciosa. Aprovechar los corales del bogavante para el aliño es un punto extra de sabor, y las nueces además le dan un toque crujiente, inesperado en los platos que llevan marisco.

Naturalmente, podéis modificar las cantidades atendiendo a vuestras necesidades o preferencias; en nuestro caso supuso un entrante ligerito que ni siquiera habíamos planificado, para una comida de cinco personas. No fue mucha cantidad pero tampoco nos quedamos cortos. También podéis emplear otros mariscos en sustitución del bogavante: langosta (las que venden congeladas no están mal de precio) cigalas o langostinos e incluso gambas, teniendo en cuenta eso sí, que con estos últimos no podréis usar los corales en la vinagreta, que en mi opinión marca la diferencia en la ensadala. En resumen, que a vuestro aire.

Por otra parte, el maridaje que os proponemos es un alvariño fresquito pero, eso sí, no os paséis con el frío: sacadlo por lo menos cinco minutitos antes de beberlo. La gente abusa del frío en los vinos y muchas veces les mata el sabor. Nuestros favoritos, el clásico Valtea (ocho euros en Alcampo, como no) o el Abadía de San Campio, aunque ahora se han subido a la parra y está casi a diez.

¡Que lo disfrutéis!


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